Entre los días 29 de mayo y 4 de junio, se llevó a cabo en Caleruega, Burgos, el segundo Encuentro de Noviciados de Europa. El evento reunió a 47 novicios de las provincias de España, Portugal, Francia, Toulouse, Italia, Irlanda, Inglaterra, Croacia y Polonia. Fue una experiencia fraterna en la que pudimos descubrir y enriquecernos con la diversidad de la Ordo Praedicatorum.

Fr. Gerard Timoner: “La vida dominicana es un camino de santidad in medio ecclesiæ”

En su intervención, el Maestro de la Orden, Fray Gerard Timoner OP, presentó la situación actual de la Orden en el mundo y resaltó la importancia de la presencia de todos los estados de vida eclesial dentro de nuestra familia: movimientos juveniles, laicos, monjas, frailes clérigos, hermanos cooperadores y religiosas. Nos invitó a no olvidarnos de aquellos que están en la Iglesia, pero, de algún modo, fuera de ella, y enfatizó la relevancia de la pastoral litúrgica y la necesidad de acercarnos a los jóvenes. Finalmente, nos recordó que la vida dominicana es un camino de santidad in medio ecclesiæ, donde debemos aprender a reconocer a Jesús en nuestras comunidades.

Su visita concluyó con el rezo de vísperas y la celebración de la Eucaristía en el monasterio de las monjas, quienes nos acogieron con el amor maternal que las caracteriza.

A lo largo de tres charlas, fray Paul Murray OP nos adentró en una profunda reflexión sobre nuestro compromiso con la verdad, una verdad que, en clave dominicana, es sinónimo de misericordia. Estamos llamados a tener “entrañas de misericordia”. También destacó la importancia de la oración, tanto comunitaria como personal, y del estudio como un elemento fundamental para alcanzar la santidad: "No puede haber un despertar genuino a Dios sin antes haber un despertar de la mente".

Fray Bernardo Sastre OP abordó el tema “La Escuela de Salamanca y la espiritualidad de este tiempo”. En su ponencia, hizo un recorrido histórico por esta corriente intelectual nacida en el Siglo de Oro español, destacando a sus principales exponentes: Francisco de Vitoria, Melchor Cano y Domingo de Soto. Subrayó su papel como humanistas cristianos y su influencia internacional, así como la renovación teológica impulsada por la Escuela, cuyos frutos incluyen la fundación del derecho internacional y la defensa de los derechos de los indígenas. Nos invitó a impregnar nuestro tiempo con la riqueza del pensamiento y la antropología cristiana, siguiendo la línea tomista y dominicana.

En otra charla que unía espiritualidad y arte, Claire Rosseau nos introdujo en el mundo de la iconografía dominicana, ayudándonos a descubrir la diversidad de obras y tradiciones artísticas que han representado a Santo Domingo a lo largo de la historia.

Cada noviciado tuvo la oportunidad de presentar la historia de su provincia, así como algunos personajes dominicanos que dejaron huella en ella. Esto nos permitió conocer la gran riqueza de santos e ilustres hermanos que han tejido la historia de nuestra Orden en distintas lenguas y países, pero siempre unidos por un mismo carisma.

Siguiendo las huellas de Santo Domingo, visitamos lugares emblemáticos como el pocito, donde, según la tradición, nació nuestro padre. Allí rezamos el Rosario en latín. También nos unimos en oración en la Iglesia de San Sebastián, donde fue bautizado. Recorrimos Peñaranda del Duero, el Monasterio de la Vid y la Catedral de Burgo de Osma, donde celebramos la Eucaristía. También visitamos el Monasterio de Silos, donde, de la mano del abad y de otro monje, recorrimos los siglos de historia de este icónico lugar y rezamos vísperas con la comunidad monástica. Antes del recorrido, Fray Miguel Ángel del Río OP explicó el significado de cada uno de estos lugares.

La animación litúrgica de cada día se organizó en torno a los tres idiomas oficiales de la Orden. La capilla coral de Caleruega, iluminada por los coloridos vitrales de fray Domingo Iturgaiz, se convirtió en un espacio de gran belleza y solemnidad litúrgica, reflejando el valor que este elemento tiene en nuestra tradición.

Después de empaparnos de espíritu dominicano, nos despedimos con el corazón rebosante de emociones y con la esperanza de seguir fielmente el carisma al que hemos sido llamados, un carisma que trasciende lenguas y fronteras.

Fray José Lázaro Fontes Espinosa, O.P.