La Basílica de San Vicente Ferrer acogió el pasado viernes 13 de junio la profesión solemne de fray Cristo Manuel Acosta González, un hito definitivo en su camino como fraile dominico. En una celebración significativa, el joven religioso canario se consagró para siempre a Dios en la Orden de Predicadores, comprometiéndose a vivir en pobreza, castidad y obediencia al estilo de Santo Domingo.

La eucaristía, presidida por fray Jesús Díaz Sariego, prior provincial de los dominicos de la Provincia de Hispania, y concelebrada por numerosos hermanos, entre ellos fray Juan Carlos del Cerro, maestro de estudiantes, reunió a familiares, amigos, miembros de la Familia Dominicana y feligreses de Valencia. Muchas otras personas se unieron a la celebración a través de la retransmisión en directo por YouTube.

Durante la homilía, fray Jesús dirigió unas palabras cercanas y afectuosas a fray Cristo Manuel, recordando sus primeros pasos en la vida religiosa y su “corazón apasionado en un momento sereno”, como él mismo expresaba en su carta de petición de profesión. El Prior Provincial animó al profeso a seguir cultivando su sensibilidad y su compromiso con la excelencia evangélica en todas las dimensiones de su vida: la fraternidad, el estudio, la liturgia y el servicio a los demás.

En otro momento de la homilía, fray Jesús subrayó que la fidelidad no es una simple perseverancia pasiva, sino una respuesta dinámica que implica entrega constante, apertura al cambio y confianza en la gracia de Dios. Invitó a fray Cristo Manuel a dejarse transformar cada día por la Palabra y por la comunidad, viviendo su vocación como un testimonio alegre y creíble del Evangelio en medio del mundo.

Al final de la celebración, fray Cristo Manuel dirigió una acción de gracias profundamente sentida, en la que agradeció a Dios por su vocación y a todos los hermanos, formadores y comunidades que le han acompañado en su itinerario desde el prenoviciado en Madrid hasta su actual comunidad en Valencia. Reconoció también el valor de cada convento como “una escuela de evangelio” y expresó su deseo de vivir su fidelidad “con autenticidad, coherencia y radicalidad”.

La jornada concluyó con un encuentro festivo que prolongó el clima fraterno de una noche inolvidable. La Orden de Predicadores celebra con alegría este nuevo sí definitivo al Señor, signo de esperanza y de renovación para la misión dominicana.