Del 24 al 27 de marzo, la comunidad del Convento Santo Domingo en El Vedat de Torrent vivió su tradicional retiro anual, un tiempo de reflexión, oración y fraternidad. Durante estos días, los frailes se recogieron en un ambiente de silencio y meditación, centrados en la renovación espiritual y el fortalecimiento de su vocación dominicana.

  El plan del retiro contempló la predicación de cuatro frailes durante la celebración de la eucaristía, ofreciendo a la comunidad una riqueza de enseñanzas inspiradas en la espiritualidad de la Orden de Predicadores. Alrededor del mediodía, el prior de la comunidad, Fr. Vito T. Gómez, O.P., dirigió una reflexión guiada, seguida de un coloquio comunitario que permitió el intercambio de experiencias y pensamientos.

  El tema central de la reflexión giró en torno al carisma dominicano y los lemas de la Orden, profundizando en su significado y aplicación en la vida cotidiana de los frailes. Uno de los aspectos más comentados fue el lema Alabar, bendecir y predicar, un pilar fundamental de la identidad dominicana que resuena en la misión evangelizadora de la Orden.

  Desde sus orígenes, la Orden de Predicadores ha puesto su mirada en Cristo, quien es el camino para los frailes. Santo Domingo quiso frailes que mirasen a Cristo, y en él se encuentra presente todo su accionar y carisma. No atrajo a sus seguidores hacia sí mismo, sino hacia Cristo. Como señaló Santo Tomás de Aquino, Santo Domingo no quería fascinar a sus seguidores (Contra Retraentes), sino guiarlos hacia la verdad del Evangelio.

  El carisma y la misión de la Orden es construir para la edificación de la Iglesia. No podemos conformarnos solo con lo que hicieron otros, sino que debemos continuar la predicación para la edificación del Cuerpo de Cristo.

  Este retiro ha sido una oportunidad de mucho valor para renovar el espíritu de comunión y reforzar el compromiso con la predicación del Evangelio, en la certeza de que la contemplación alimenta la misión y el testimonio de cada fraile en su servicio a la Iglesia y al mundo.

Fr. Carlos Ávila Martinez O.P