Cincuenta y siete peregrinos participan en la Predicaminata 2025 entre Madrid y Segovia
23 de septiembre de 2025
El pasado 20 de septiembre se celebró una nueva edición de la ya emblemática Predicaminata, una peregrinación que año tras año convoca a miembros de la Familia Dominicana y a numerosos peregrinos para recordar el histórico viaje de Santo Domingo desde Madrid a Segovia en 1218. Bajo el lema “La meta es el cielo, pero hay que escalar para llegar a lo alto”, esta edición estuvo dedicada a conocer y meditar alguno de los rasgos más significativos de la persona de Pier Giorgio Frassati.
La peregrinación arrancó a primera hora de la mañana en las inmediaciones de la estación de tren de Cercedilla y finalizó a la caída de la tarde a los pies del acueducto de Segovia.
En total, los 57 peregrinos —entre los que se contaban miembros de las distintas ramas de la Orden, así como peregrinos habituales y participantes provenientes de distintas presencias de la Familia Dominicana— afrontaron los 32 kilómetros del trayecto, completando la ruta en algo más de 11 horas. La caminata, tan exigente como gratificante, ofreció paisajes espectaculares y la oportunidad de compartir historias y reflexiones en cada paso.
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Una presencia joven y entusiasta
Este año, Predicaminata tuvo un matiz especialmente significativo gracias a la participación de 32 colegiales, en su mayoría de primer curso, del Colegio Mayor Universitario Aquinas de Madrid, junto con alguno de sus tutores. Su entusiasmo contagió al resto del grupo y aportó una energía renovada.
Reflexión y meditación: Pier Giorgio Frassati como ejemplo de vida cristiana
La edición de este año estuvo dedicada a profundizar en los rasgos destacados de la personalidad de Pier Giorgio Frassati, joven laico dominico, recientemente canonizado por el papa León XIV y ejemplo de vida cristiana para muchos.
A lo largo de la peregrinación, se alternaron momentos de conversación animada con breves espacios de reflexión y oración en torno a cuatro rasgos significativos de la vida de Frassati: la alegría, el amor a la montaña, la caridad y la vivencia de las bienaventuranzas.
Fin de la jornada
Al llegar a los pies del acueducto de Segovia, donde los peregrinos fueron recibidos por hermanas y hermanos de la fraternidad de laicos dominicos de Segovia, el cansancio físico se mezclaba con la satisfacción de haber compartido una jornada única, marcada por el compañerismo, la reflexión y el disfrute de la naturaleza.
Parte de los peregrinos regresaron desde ese punto a Madrid y otros se dirigieron al Monasterio de Santo Domingo el Real, donde cenaron y compartieron la celebración de una vigilia junto a la comunidad de monjas dominicas que vive en dicho monasterio.
Eucaristía y comida de fraternidad en la Cueva de Santo Domingo
En la mañana del día 21 los peregrinos que pernoctaron en Segovia, junto a otros miembros de la Familia Dominicana y allegados a la Cueva de Santo Domingo, celebraron en este lugar, tan especial para dominicas y dominicos, la eucaristía dominical.
Tras la misa se mantuvo una comida de fraternidad en los mismos jardines de la cueva.
La jornada, y con ella todos los eventos planificados como parte de la Predicaminata, finalizó con el rezo de vísperas en la iglesia del Monasterio.
Un guiño a la solidaridad
Aunque no es el fin de la peregrinación, desde hace varias ediciones, Predicaminata se quiere hacer sensible a la situación de los que menos tienen, colaborando, en la medida de sus posibilidades, uniéndose a campañas o misiones que alguna de las organizaciones de nuestra Orden promueve.
En esta ocasión, todos los donativos realizados por los peregrinos y la colecta de la eucaristía serán donados a Acción Verapaz en beneficio de su campaña para la instalación de una planta potabilizadora de agua en El Seibo (República Dominicana).
Una vez más, una experiencia inolvidable
Predicaminata 2025 no solo sirvió para rememorar un episodio histórico y dignificar y disfrutar de uno de los lugares con más relevancia histórica para la Orden, sino también de dar a conocer y fortalecer la identidad dominicana y renovar el compromiso personal y comunitario de buscar, a ejemplo de San Pier Giorgio Frassati, siempre lo más alto, sin perder de vista la alegría y la caridad.
Este año, una vez más, los peregrinos demostraron que el camino, aunque exigente, merece la pena cuando se recorre en compañía y con la mirada puesta en lo Alto.