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Misa de acción de gracias por la beatificación de dos mártires dominicos

11 de noviembre de 2013
Misa de acción de gracias por la beatificación de

«Es sustancial a la Iglesia recordar y hacer memoria de los mártires, es algo constituyente de su tradición, algo que ha hecho a lo largo de la historia y no puede dejar de hacer en cada época», son palabras de fr. Javier Carballo en la homilía de la celebración. Ese fue el espíritu de la Eucaristía de acción de gracias con la que la Familia Dominicana quiso agradecer la beatificación de dos frailes dominicos, fr. Raimundo Joaquín Castaño González y fr. José María García Solís, y hacer memoria de su vida y de la vida de los otros 94 mártires de toda la Familia Dominicana (frailes, monjas, hermanas y laicos), mártires en España el siglo pasado que han sido beatificados en distintas celebraciones en los últimos años. Todos ellos testigos de la fe, que siguen siendo un gran estímulo para nosotros hoy.

Presidía la celebración fr Javier Carballo, Prior Provincial de la Provincia de España, acompañado de una veintena de frailes de la comunidad de Atocha y otras comunidades de Madrid. Estuvieron presentes también hermanas dominicas de distintas Congregaciones, laicos de las diferentes Fraternidades de Madrid y fieles de la parroquia de Ntra. Sra. de Atocha.

Al comienzo de la celebración, se leyeron las biografías de los dos mártires recién beatificados, destacando de fr. Raimundo su labor de apostolado que desarrolló «como educador de jóvenes, como docente de algunas materias teológicas, como predicador en misiones populares e impartiendo ejercicios espirituales y como escritor y traductor de libros importantes de espiritualidad dominicana.…. »; y de fr. José María su labor de formación de niños y jóvenes en el colegio de S. José de Vergara (Guipúzcoa) y en el colegio dominicano de Segovia; así como los distintos cargos comunitarios y provinciales que desempeñó, como prior y síndico de provincia.

En la homilía, fr. Javier, afirmó que hacer memoria de los mártires no era simplemente para reparar una injusticia o para rescatarles del olvido, sino que su recuerdo debía servir a fortalecer y renovar nuestra fe. Recordando las palabras que Benedicto XVI pronunció en una beatificación: «Muy bien, lo hemos celebrado pero ¿mañana, qué? ¿Para qué nos sirve el testimonio de estos mártires?», fray Javier se preguntaba cómo ha renovado nuestra Familia Dominicana la beatificación de 96 hermanos/as nuestros. «Su memoria –decía fr. Javier– está vinculada al fortalecimiento y a la renovación de nuestra fe. Nos ha de servir para dar nuevo vigor a nuestra vida, para crear comunión entre nosotros y en la iglesia, para buscar la paz, la reconciliación y el perdón en nuestro pueblo, para acrecentar la compasión con el sufrimiento ajeno, para vivir la santidad que se alcanza en la vida cotidiana, en las pequeñas fidelidades de cada día, y para encontrar nuevos caminos que renueven la predicación de la Orden». (Leer homilía completa)

La procesión de ofrendas repitió el esquema de la celebración que tuvo lugar en Tarragona el pasado 13 de octubre. Dos hermanas, de la Congregación de Dominicas de la Anunciata y de la Congregación de Dominicas de la Enseñanza de la Inmaculada Concepción, ambas con hermanas mártires beatificadas en anteriores celebraciones, presentaron dos lámparas encendidas que «nos recuerdan que el martirio es la ofrenda suprema del Evangelio, porque nos alienta en la esperanza de la reconciliación»; un laico de la Fraternidad de Atocha y una hermana de las Dominicas de la Sagrada Familia presentaron dos palmas, signos de la victoria de los mártires, que «representan para nosotros el vigor y la fuerza de la fe, y nos recuerdan el compromiso con las exigencias que la fe en Jesucristo comporta»; el pan y el vino, que «nos recuerdan el memorial de la última cena de Jesús y representan para nosotros su entrega total por amor», fueron presentados por dos miembros de la Cofradía de Ntra. Sra. de Atocha.

La celebración finalizó con el canto de la Salve dominicana y el O spem miram, pidiendo la intercesión de los beatos dominicos del siglo XX en España para toda la Familia Dominicana.

¡Qué estos nuevos beatos Raimundo y José María, unidos a los 94 ya beatificados de la Familia Dominicana, nos ayuden a encontrar caminos nuevos de predicación, a ser fieles discípulos y a renovar el compromiso de la fe!

 

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