La Familia Dominicana peregrinando con esperanza en tierras de Santo Domingo
18 de julio de 2025
Del 11 al 13 de julio de 2025, se celebró el 53º Encuentro de la Familia Dominicana en una Caleruega que resuena con la presencia viva de Santo Domingo. Bajo el lema “FD peregrinando con Esperanza”, el encuentro reunió en la Casa de Espiritualidad a frailes, monjas contemplativas, hermanas de vida apostólica, laicos, algún miembro de la fraternidad sacerdotal y jóvenes de toda España. Una familia diversa, pero unida por un mismo Espíritu, por un mismo carisma: el de la predicación.
La tarde del viernes se abrió el encuentro en un lugar lleno de significado: el pozo de Santo Domingo, cuna del santo y símbolo de profundidad y fecundidad, y fuente inagotable. Allí, donde brota el agua viva, tuvo lugar la primera oración del encuentro. Fue un momento íntimo, deseado, hondo, fecundo y lleno de esperanza. Un primer paso que marcó el tono espiritual de todo el fin de semana.
Alrededor del pozo, cada rama de la Familia Dominicana fue depositando una vela encendida, signo de unidad en la diversidad. Cada llama encendida simbolizaba una voz que anuncia, una vida que se entrega, una luz que camina. El carisma de Domingo se hacía palpable: peregrino, predicador, hermano.

El presidente del Consejo Nacional de Familia Dominicana, el laico José Vicente Vila, dio la bienvenida con palabras cálidas, animando a todos a disfrutar plenamente del encuentro. A continuación fue la presentación de los participantes, venidos desde diversos luegares de España, que se fue entrelazando con la canción “Que no falte la fe, que no falte la esperanza”, creando un ambiente festivo y fraterno.
Los jóvenes del MJD (Movimiento Juvenil Dominicano) elaboraron un video con testimonios reales de personas que, en medio de la adversidad, eligen cada día sostener la esperanza. Fue una llamada a mirar con ojos nuevos lo que significa esperar y resistir con fe.
Sábado: la esperanza descalza se hace camino
La jornada del sábado comenzó con la Eucaristía y los Laudes en el convento de las monjas, un espacio de oración que abrió el corazón a un nuevo día.
La primera conferencia, titulada “¿Dónde fundamentamos nuestra esperanza?”, fue impartida por Dña. Dolores López, quien presentó una visión profundamente espiritual: la esperanza descalza. Habló de una esperanza que no se apoya en nuestras seguridades, sino en la promesa de un Dios que camina con nosotros. Una esperanza desarmada, pobre, vulnerable... pero auténtica, firme, tatuada en el cuerpo por el Espíritu. Una esperanza que no se avergüenza de llorar, que camina a la intemperie, que se arraiga en las bienaventuranzas y se sostiene, precisamente, en su desnudez.
Tras un breve descanso, la hna. Arantxa Sanz, de las Dominicas de la Enseñanza, ofreció la segunda conferencia: “Caminos para sostener la esperanza, hoy”. Invitó a descubrir los lugares donde es necesario sostener la esperanza: en uno mismo, en los otros, en nuestros entornos, y en el mundo herido. Expresó con claridad que la esperanza es un bien comunitario, un regalo que debemos cuidar. Habló de caminos concretos: fundamentar la vida en Dios, cultivar la interioridad, mantener una actitud positiva, tener una mirada apreciativa y vivir como peregrinos. Porque la esperanza, dijo con firmeza, no defrauda.
Por la tarde, el encuentro continuó con un trabajo grupal en torno al libro “El Manantial de la esperanza” de fr. Timothy Radcliffe. Fue un espacio para compartir y profundizar, donde la palabra, la reflexión y la experiencia se entrelazaron.
Con el corazón contento, los participantes disfrutaron de un refrescante descanso con horchata y fartons, regalo fraterno de la Fraternidad Laical de Torrente. Posteriormente se trasladaron al convento de las monjas para rezar las Vísperas, aunque antes tuvo lugar la presentación del nuevo libro de Sor Teresa Cadarso sobre Santa Catalina "¡Yo quiero! Pasión de Catalina de Siena", entrevistada por Patricia Rosety. Fue un momento de oración, silencio y comunión que dejó una huella profunda.
La jornada concluyó con un encuentro fraterno bajo las estrellas, a los pies del Torreón, en una noche fresca pero animada. La convivencia, guiada con alegría por Sor Carmela, fue un broche de oro para un día tan completo.
Domingo: contagiando esperanza desde la misión
El domingo comenzó con los Laudes en la Capilla Coral, más tarde con la conferencia de fray Miguel Ángel Gullón: “Familia Dominicana contagiando esperanza”. Su testimonio, lleno de vida y verdad, hizo vibrar a todos. Compartió su experiencia misionera en El Seibo, y cómo, incluso en contextos de pobreza y dificultad, es posible ser sembradores de esperanza.
La Eucaristía de Clausura, vivida como un verdadero acto de comunión, con sabor a comunidad, fue también compartida con personas del pueblo, haciendo visible que la esperanza no se guarda, sino que se expande y se comparte.

Después, el almuerzo fraterno selló los lazos de una experiencia que quedará en la memoria y el corazón de cada participante. Todos regresaron a sus casas contentos y agradecidos, sabiendo que la esperanza no es un sentimiento pasajero, sino una forma de caminar, una actitud del alma, un carisma que une a toda la Familia Dominicana en su misión de predicar la Buena Noticia.
Hna. Marcela Zamora.
Secretariado de Familia Dominicana