El pasado 3 de mayo, los miembros de la Familia Dominicana de la provincia de Valencia celebraron un encuentro en el monasterio de Santa Catalina de Siena de Paterna, donde fueron acogidos por las hermanas contemplativas de la comunidad. Participaron miembros de las comunidades de frailes de la Comunidad Educativa del Real Convento de Predicadores, del Colegio San Vicente Ferrer y de la Comunidad del Convento de Santo Domingo de El Vedat, así como hermanas de las Misioneras Dominicas del Rosario y de la Anunciata, miembros de las Fraternidades Laicales, del grupo IPAC y del MJD.

Estos encuentros tienen lugar al menos dos veces al año: uno en tiempo de Pascua y otro coincidiendo con el aniversario de la Confirmación de la Orden, el 22 de diciembre.

En un ambiente de oración y de franca fraternidad, la jornada comenzó con una oración guiada por el grupo IPAC de Valencia, con su característico estilo contemplativo. A continuación, fray Antonio Praena OP, de la comunidad del Colegio San Vicente Ferrer, ofreció una ponencia sobre “La esperanza en la reflexión de Santo Tomás de Aquino. Una propuesta para el mundo contemporáneo”. De forma didáctica y expresiva, introdujo a los presentes en el pensamiento del Doctor Angélico, presentando la esperanza como pasión sensible, como virtud humana, como virtud teologal cuyo objeto es Dios, y como una realidad que puede encarnarse en el mundo de hoy. Subrayó que la esperanza no anula la capacidad humana de esperar, sino que la perfecciona, y que aunque sea ardua, no deja de ser posible si se enfoca en el otro: en Dios y en los hermanos.

Tras un espacio de diálogo entre los asistentes para compartir las resonancias de la charla, se celebró la Eucaristía, en la que participaron los distintos grupos presentes.

Después de la misa, todos compartieron la comida en un ambiente de convivencia fraterna, sin distinción de estatus ni carismas, creando un espacio de verdadera unidad en la diversidad.

Más tarde, se acercaron a la enfermería del monasterio para compartir cantos con las hermanas contemplativas ingresadas, quienes, a pesar de su delicada salud, irradiaron alegría y ánimo incansable a los presentes.

Finalmente, mediante una dinámica lúdica, pudieron compartir vivencias de las distintas realidades dominicanas allí reunidas, concluyendo así una jornada rica en momentos de oración, encuentro y vida compartida, que reforzó los lazos como Familia Dominicana.