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Ejercitar el espíritu. Días de encuentro y reflexión

1 de septiembre de 2017 retiro provincia caleruega 2017 hisp

Ya es casi “vieja tradición” la de reunirse al finalizar el verano para renovar fuerzas, volver a lo personal y comunitario más íntimo, reconocerse en lo que somos y de dónde venimos cada uno, no solo geográficamente, sino en la vuelta a la casa personal para no perder de vista aquel “primer amor”, que nos trajo por estos derroteros dominicanos, insistió fr. Rafael Colomé, animador y guía de estos días.

El lunes 28 fuimos llegando los 34 frailes apuntados este año. Algunos eran nuevos por venir de allende el mar y por formar parte viva de la nueva provincia de Hispania. Dos paraguayos, un norteamericano que “pasaba por allí”, el ya medio argentino Rafa Colomé ¡tantos años en Buenos Aires!, y los demás venidos de distintas comunidades españolas. También nos acompañó la hermana de fr. Equiza, Mª Jesús, religiosa oblata del Santísimo Redentor, que daba la necesaria nota femenino y prudente en este encuentro que quería tener presente a toda la familia dominica.

El 1º día, 28 de agosto, tras los saludos, reconocimientos y los ¡ah, tú eres…!, la cena e indicaciones iniciales de Juan Carlos e Ismael.

El día 29, con los Laudes y la Eucaristía, ya fuimos entrando en el planteamiento con la homilía de fr. Rafael Colomé, muy en línea sacrificial con la festividad del martirio de San Juan Bautista. Pronto se pudo percibir el tono de sinceridad personal que quería dar a todo el encuentro; tono que se agradece enormemente en este tipo de encuentros en los que las palabras, siempre bien elaboradas y ya reconocidas, suelen tener ese tono de lo bien dicho bien parece, muy en tercera persona sin la confesión íntima, directa y discreta que ayudan a conocer sí, pero menos a convencer.

Integrar lo humano en el seguimiento de Jesús

Tras el desayuno, a las 10,30 h. -en esquema horario similar los tres días- comenzó la primera charla de encuadre general con el título: “La integración humano-espiritual en las distintas etapas de la vida. Algunas claves para fundamentar nuestra vida dominicana en la experiencia teologal”. I. Integrar lo humano en el seguimiento de Jesús.

Apoyado en el documento “Odres nuevos para el vino nuevo” de la Congregación para la Vida Consagrada, partió fr. Colomé su reflexión con los cambios de los nuevos “paradigmas” de la vida religiosa, los cambios culturales y antropológicos. Debajo de su exposición, no lo ocultó, estaba su planteamiento psicológico y psicoanalítico en línea freudiana-lacaniana, pero con hondas raíces cristianas, teniendo muy presente la idea de refundar sin tener necesidad de inventar una nueva vida religiosa. Planteamiento claro de la vocación como don y gracia de Dios, siguiendo un modelo integrativo, teologal y cristológico. Fue atrevido, claro y sincero con las heridas afectivo-sexuales (chocante para iniciar unas charlas, que hizo aumentar el interés del “cómo encajará esto en las sucesivas charlas”) y que pronto veríamos su desarrollo muy teologal y cristológico, con el proceso de una vida humana integral, integrada, plena. La palabra clave ha sido “proceso”; sin esta idea procesual es muy difícil entender y equilibrar cada proyecto personal en lo comunitario. Y junto a proceso, la palabra integrar.

Preguntas breves aclaratorias, siempre, en tono confidencial.

Tiempo de silencio y meditación.

A las 13,15 h. oración en el “pocito” animada por el maestro de novicios, fr. Óscar J. Fernández. Sencilla, histórica, clara como el agua que se nos invitó a beber al final. Para algunos era la primera vez que estaban entorno al brocal del pozo samaritano y que bebían de esta agua que salta hasta la vida eterna…

Comida. Descanso.

Morir a uno mismo

A las 17,00 h., segunda charla. Cada una de ellas iba encabezada con un texto bíblico en el que fr. Rafael se apoyaba para iniciar la reflexión.  Paso de una cultura “heterónoma” a una cultura actual muy “autónoma” que ha puesto en crisis muchos referentes objetivos y valores que se habían centrado en la moralidad de normas, ritos, costumbres perdiéndose el sentido carismático y teologal. Integración de las paradojas evangélicas, sobre todo en el “morir a uno mismo”; la integración de la vulnerabilidad, de las heridas, de los vínculos, de las relaciones, de las consistencias e inconsistencias personales y cómo procesar la frustración. Cómo morir a uno mismo, dónde estarían las principales vulnerabilidades, cómo integrar los referentes dominicanos (autoridad, proyecto comunitario de vida y misión) en el seguimiento de Jesús…, fueron las preguntas finales para la reflexión propia.

A las 18,10 h. visita guiada por fr. Jesús Martín para conocer lo más original de la historia y de la vida dominicana. “Lo más original es volver a los orígenes” decía Antonio Gaudí, paisano del fr. Rafael Colomé. Visita interrumpida por una sonora tormenta. Visita que continuó al día siguiente.

Las vísperas las presidió fr. Moisés Pérez, hombre de voz profunda y verbo cálido. Y como siempre, para redondear el día: canto de la Salve y del O spem miran.

Cena. Paseo. Descanso. Silencio.

El día 30 se inició con Laudes y Eucaristía presidida por fr. Santiago Echeverría, toda una vida dedicada a la misión en Perú. Hacíamos memoria agradecida en este 30 de agosto, festividad de Sta. Rosa de Lima, de los 111 años en que la provincia de España ha estado en las misiones de la selva amazónica y el traspaso a la provincia de S. Juan Bautista del Perú. Dolor y gozo unidos. Saber dejar para dar paso. Esperanza que sigue abriendo camino evangélico-misional en aquellas tierras en las que tanto se ha trabajado, en las que tantos misioneros entregaron lo mejor de sí mismos.

Recentrar el proceso

La Charla de esta segunda mañana llevaba por título “recentrar el proceso”, motivaciones iniciales de ingreso en la Orden, el desafío de asentar los sentimientos de referencia y pertenencia frente al peligro de caer en el síndrome de Peter Pan que impide el crecimiento personal y comunitario, cómo resolver las crisis de realismo frente al síndrome del “fraile quemado” en las distintas atapas de la vida, la mitad de la vida como tarea espiritual, el desgaste físico, los cambios en el mundo afectivo-sexual, el cansancio de los buenos o el cansancio de casi todos, destape de las deudas interiores pendientes no resultas, vivir quemados, síntomas depresivos, cómo integrar todo ello, los duelos que hay que saber afrontar, la contemplación dominicana como síntesis integradora, cuáles han sido los principales desafíos que hemos tenido cada uno, cómo nos han ido dejando, huellas, heridas, cómo se ha procesado todo humana y espiritualmente, cómo han ayudado a crecer como fraile…, fueron los distintos aspectos abordados con claridad y hondura en esta mañana.

La oración del mediodía, dirigida por fr. Emilio García, prior de Sevilla, tuvo el tono mariano preciso, justo, equilibrado, sin edulcoramiento alguno. Como debe ser la presencia de María en nuestra vida.

La experiencia teologal

Por la tarde, la 2ª sesión del día, en que fr. Colomé comenzó a desarrollar la III parte nuclear del encuentro, “La experiencia teologal”. Comenzó por la espiritualidad como eje en torno al cual integramos la vida y la fe. Es el nuevo paradigma de la vida consagrada, el eje integrador; pero no cualquier espiritualidad es válida para la vivencia consagrada. Existen muchas propuestas de espiritualidad, pero no debemos confundir espiritualidad con espiritualismos. La nuestra cristiana debe integrar el misterio de la cruz en clave pascual. Es el Espíritu quien debe mover a una experiencia teologal profunda, motor de nuestra vida dominicana, convirtiendo así nuestra vida en signo profético de la dimensión transcendente de la condición humana, sacramento visible para el mundo en que debemos ser conscientes de nuestra condición contracorriente, contracultural en muchos aspectos. De ahí que los consejos evangélicos solo tienen sentido si se viven en su dimensión teologal y no simplemente con adornos o condiciones para un proyecto de vida en común. Es una exigencia más honda, cristológica que nos lleva a una experiencia interpersonal de Dios; comenzando por el voto de castidad que centra el corazón en el amor de Dios y al prójimo, como energía vital que mana del interior, que purifica apegos y deseos para identificarse con el apego a Jesucristo y que lleva al enamoramiento radical, que fusione afectiva y efectivamente toda la vida. Se trata de generar un vínculo adulto con Dios dentro de un proceso de intimidad, confianza, abandono en Él. Sin vínculo adulto no se puede hablar de verdadera espiritualidad. Solo así podrán desplegarse los sentimientos altruistas y creativos, evitando caer en el narcisismo, egocentrismo o erotismo. Se hace voto de castidad por el Reino, no como resultado imperativo superyoico, por deber y obligación, porque no queda otro remedio si uno quiere vivir este proyecto de vida, sino como fruto de la gracia que remece y despierta en nosotros la necesidad de generar vida alrededor. Hay que saber engarzarlo con una experiencia contemplativa (espiritualidad) que se va construyendo como un proceso a lo largo de la vida, que alimenta la predicación y que se convierte en verdadera experiencial teologal.

Las vísperas, animadas muy bien por Fr. Edgar Toledo, de Paraguay, cerró el día de Santa Rosa de Lima y de cómo al insertar el vicariato de la Amazonía, se daba paso a la integración del vicariato Antón Montesino en la nueva provincia de Hispania. Toda muerte (que no era tal) genera nueva vida anunciada en un mismo continente.

Cena. Descanso. Silencio

Día 31. Amaneció soleado y fresco. Los Laudes y la Eucaristía también presididos por fr. Rafael Colomé, quien una vez más en la homilía logró el tono exacto de la conversación que debe ser entre iguales.

Una reflexión sobre los votos: pobreza

A las 10,30 h. comenzaba su reflexión en el encuentro teologal en el que pobreza y obediencia serían el fuerte del día. Una pobreza cuestionadora para calibrar si se ha puesto toda la confianza y la seguridad en Dios. La pobreza no es algo impuesto, sino que debe vivirse como invitación de Jesús, como desprendimiento que facilita la verdadera felicidad. De ahí que “la comunión de bienes” sea eje central de la convivencia humana y dominicana. Siguiendo el modelo de Jesús que no tiene una mirada maniquea de los bienes, sino un manejo evangélico dentro de la dinámica del reino. Todos necesitamos bienes, depende del uso y orientación en favor de la comunidad y de uno mismo liberado, lo que convierte la pobreza voluntaria como virtud teologal. Hay que saber distinguir entre “necesidad” y “deseo”. No todo lo que se desea se necesita. La pobreza conlleva estilo de vida austero, sobrio, generoso. En pobreza no todo vale. Nuestro testimonio es contracultural en medio de una sociedad consumista y hedonista. Una actitud de renuncia que el mismo Jesús exige a sus discípulos en razón de la misión. La pobreza desenmascara nuestra “pobreza espiritual”, pone en evidencia la validez o no del seguimiento de Jesús. Ella, entre otras virtudes en proceso de perfeccionamiento, valida el sentido y razón de nuestra esperanza.

A las 13,15 h., celebración penitencial en la iglesia parroquial, donde Sto. Domingo fue bautizado. La dirigió y animó fr. Ismael González, quien a partir de una versión actualizada del salmo 50 invitó a una reflexión sobre el perdón y la reconciliación, apoyándose a su vez en un poema ad casum de Hugo Mújica, sacerdote y poeta, magnífico poeta e intelectual argentino. Fr. Moisés, con su voz de trueno, recitó para que las palabras llegaran hondo.

Momento de silencio invitando a la confesión personal. Silencio que se escuchaba en lo hondo. Canto final de acción de gracias por la misericordia de Dios con cada uno de nosotros.

Comida con sabor de reconciliación, más distendida.

Una reflexión sobre los votos: obediencia

Por la tarde, la charla se centró en la obediencia como búsqueda y descubrimiento de la voluntad de Dios en la vida personal como forma dominicana de vivir la libertad. El querer de Dios se convierte en proyecto de vida en ese diálogo nunca fácil entre libertad y gracia, propios de la experiencia teologal. La gracia no anula la libertad, sino que la corrobora y perfecciona, y para ello hay que contar y aceptar las mediaciones de la vida y misión dominicanas. Si “el justo vive por la fe” se hace voto de obediencia libremente para situar la libertad personal dentro de las coordenadas de la Orden, consciente de la ambigüedad del deseo y la búsqueda de la voluntad de Dios con vistas a la misión. La obediencia es cúspide de la entrega, es capacidad de escucha a Dios con sus mediaciones que no siempre se aceptan con alegría; por eso, hay que aprender a integrar la cruz en clave pascual en los casos de las obediencias difíciles.

Las preguntas finales para saber si uno está viviendo la consagración bajo esa triple perspectiva de pobreza, castidad y obediencia forman parte del proyecto evangélico integrador de la vida humana, espiritual y dominicana, sintiendo la invitación del Señor a acoger tales aspectos y procesarlos en clave pascual, dieron término al encuentro en el que el diálogo tras cada charla venía a iluminar y complementar lo expuesto. Fr. Rafael Colomé supo responder con una sinceridad enorme, exponiéndose a sí mismo con una libertad y limpieza poco habituales en encuentros similares.

Las vísperas, presididas por fr. Francisco Faragó, dieron el tono preciso a la misión dominicana desde la óptica igualmente misional que debe caracterizarnos.

Sería injusto no mencionar la dirección de los cantos y salmodias bien entonadas por fr. Carlos Olóriz y fr. Salus Mateos. Nuestras voces aún resisten el desgate del tiempo y, escuchados desde afuera, suenan, no diremos divinamente, pero sí muy viriles y convincentes. Fr. Miguel Fabra, novicio que recién profesa, supo adaptarse muy bien al armonium calarogense. Fr. Fabra es violinista y por vez primera dejaba las cuerdas del violín para pasar a estos pedales cojitrancos. Lo hizo muy bien y no se notó su impericia con el armonium y es que cuando hay oído y gusto y profesionalidad… de cualquier trozo de madera se sabe sacar música celestial.

Conociendo el Vicariato Antón Montesinos

Tras la cena, era necesario conocer más del vicariato Antón Montesinos del Cono Sur: Paraguay, Uruguay y Buenos Aires. La mayoría desconocíamos sus actividades, dificultades y logros obtenidos a lo largo de estos años. Fr. Rafael Colomé como vicario y residente en Buenos Aires, fr. Edgar Toledo de Paraguay y que hará el doctorado en Sagrada Escritura en Salamanca y fr. Felipe Santiago de Paraguay que hará la licenciatura en Pastoral en Madrid, expusieron las luces y las sombras de la misión de la Orden en tierras tan diferentes, aunque vistas desde aquí pudieran parecernos similares. Pues no. Cada país difiere y mucho. Fueron claros y realistas, no por ello menos esperanzados, en su trabajo pastoral e intelectual. Desde el inicio, el vicariato, son 16 frailes, tuvieron claro que las dos patas fundamentales para sustentar la presencia de la Orden era la vida intelectual y la vida pastoral. No se justifican las una sin la otra. Lentamente la pastoral vocacional va dando sus frutos. Fueron muchas las preguntas a las que respondieron y que hicieron tomar conciencia de las nuevas posibilidades que a la Provincia de Hispania se abrían.

Día 1. Laudes y Eucaristía con las hermanas contemplativas. Presidió el provincial, fr. Jesús Díaz, quien en su homilía se apoyó fundamentalmente en el evangelio del día, el de las vírgenes necias y prudentes. Un poco liosa su predicación nada fácil en tiempo de intemperancia y crisis. Terminamos el encuentro con las hermanas dominicas con el himno Laudare. Benedicere. Predicare.

La foto de los frailes culminaba estos días de vida anunciada y continuadora del anuncio de Domingo de Guzmán.

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