Fr. Jesús Díaz Sariego inaugura el curso en el Instituto Teológico de Murcia
27 de octubre de 2025
El Instituto Teológico de Murcia (OFM) inauguró oficialmente el curso 2025-2026 el 14 de octubre, con una eucaristía presidida por monseñor José Manuel Lorca Planes, obispo de Cartagena, y un acto académico presidido por Fr. Joaquín Zurera, ministro provincial de la Inmaculada de España; la lección inaugural estuvo a cargo del dominico Fr. Jesús Díaz Sariego, OP, presidente de CONFER, con el título “La Vida Consagrada y sus principales desafíos en la actualidad”.
En su intervención, Fr. Díaz Sariego situó el inicio de curso en el VIII Centenario del Cántico de las criaturas, subrayando la fraternidad histórica entre franciscanos y dominicos y el impulso eclesial de volver a las enseñanzas de san Francisco, en sintonía con el magisterio reciente.
Propuso una lectura de la “ecología integral” como estilo de vida, que reconoce la interconexión de naturaleza, sociedad, economía y política, e invitó a “sustituir la posesión por el cuidado de nuestra casa común”, un reto antropológico y teologal que interpela especialmente a la vida consagrada.
Recordó las “cinco fidelidades” conciliares —a Cristo, al espíritu de los fundadores, a la Iglesia, a los tiempos y a la renovación espiritual— y planteó, para el presente, tres claves inseparables: Comunión, Sabiduría Profética y Mística, como ancho, hondo y alto de la vocación consagrada.

Sobre la Comunión, articuló el vínculo entre autoridad, vulnerabilidad y responsabilidad: una autoridad verdaderamente evangélica se acerca a lo frágil, reconoce límites, evalúa procesos y busca respuestas maduras, asentada entre memoria (tradición) y promesa (futuro), y abierta al reto de la transversalidad y del diálogo.
En la Sabiduría Profética, propuso integrar tradición sapiencial y empuje profético, con acentos como la sabiduría de la pobreza (credencial de la verdad del Evangelio), la sabiduría axiológica (lucidez en los valores), la sabiduría reconciliadora (paz con la historia, la creación y uno mismo) y la sabiduría que da equilibrio, atención y profundidad.
Por último, delineó una Mística para la misión: asegurar el anuncio del Evangelio con lenguajes plurales —testimonio, ternura y misericordia, búsqueda de justicia, artes—, donde la fraternidad construye puentes y el encuentro se vuelve forma principal de predicación, saliendo de “burbujas” y priorizando a quienes sufren violencia, pobreza, exclusión y discriminación.
