La jornada del sexto día incluyó la eucaristía con la Familia Dominicana, la memoria de la Virgen María, el recuerdo de Fr. Mariano Palacios y el trabajo en comisiones

 

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto del Capítulo (para más señas, sábado 30 de agosto). El sábado es el día que la Iglesia dedica a la memoria de la Santísima Virgen; por ello, hemos comenzado la jornada con los Laudes en su honor. Ha presidido Fr. Pedro Rey, del Convento de la Virgen del Camino (León), quien ha presentado a María como modelo de contemplación. Especialmente en el momento de la Cruz, la Virgen contempla el misterio de la redención. Contemplación que forma asimismo parte intrínseca de la vida dominicana: contemplari et contemplata aliis tradere. Si no contemplamos la redención, lo que llevaremos a los demás será pura ideología.

Tras hora y media de trabajo en comisiones, hemos celebrado a las doce y media la misa de inicio del provincialato de Fr. Javier Carballo. Ha tenido lugar en el monasterio de las MM. Dominicas, y se nos ha unido por este motivo una nutrida representación de la Familia Dominicana de España: Vicario de la Provincia del Rosario, Federaciones de las Monjas, Fraternidades Seglares, Movimiento Juvenil Dominicano, religiosas, etc. También acudió en pleno nuestra oficina de comunicaciones, a la que aprovecho para felicitar por su estupendo trabajo (especialmente estos días).

Al finalizar la homilía, el secretario del Capítulo, Fr. Miguel Ángel del Río, leyó el documento de aprobación por parte del Maestro de la Orden. Acto seguido, el provincial electo ha profesado públicamente la fe de la Iglesia, terminando su toma de posesión con la firma de las actas. Acerca de la misa, cuenta el lector con una noticia publicada esta tarde con todo lujo de detalles.

Como en toda celebración que se precie, una vez terminada la misa pasamos a la mesa. La comida, especialmente festiva, culminó con una sobremesa en que el nuevo provincial -quienes lo conocemos, sabemos que es el alma de la fiesta del convento- invitó a nuestros invitados a que se dirigieran a los capitulares presentes.

El trabajo capitular continuó a media tarde. Antes, muchos frailes acudieron de nuevo a la iglesia de las monjas para el funeral de Fr. Mariano Palacios, quien falleció el jueves por la tarde en nuestra enfermería de León. Natural de Caleruega, se destacó por su entregado trabajo con los jóvenes. Rogamos al Señor que conceda a nuestro hermano el descanso y la luz perpetua, y que lo haga entrar a su banquete, sentado a la mesa de Domingo.

Tras la mencionada sesión de trabajo por comisiones, el día comienza a declinar: es la hora de vísperas. En la oración, presidida por Fr. Santiago Fernández (proveniente de Montevideo, pero riojano de nacimiento), se nos presentaba la palabra de Dios como una palabra de esperanza en tiempos de crisis. Y como cada noche, cenamos y concluye el día.

Querido lector: no sé cómo decir esto sin parecer que copio y pego la crónica todas las noches (cosa que, desde luego, no es así: estas líneas son totalmente artesanales, sin copia-pegas ni inteligencia artificial -casi que tampoco hay mucha de la natural-). Pero reitero mi -nuestro- agradecimiento por tu atención y por tu oración. Mañana nos vemos por aquí. ¡Buenas noches!

Fr. Ángel García Martínez, O.P.