Tras resolver todos los asuntos en plenaria, comienza ahora el trabajo del nuevo provincial y sus definidores para concretar las decisiones tomadas

 

Martes, segundo día de septiembre y noveno del capítulo. La jornada, que ha amanecido hoy especialmente fresca, ha comenzado -según es costumbre- con los laudes y la Eucaristía. Ha presidido Fr. Miguel Ángel Gullón, quien ha hilado durante su homilía la Palabra de Dios del día con la promoción de la justicia y paz. Su dilatada experiencia como misionero en El Seibo (República Dominicana) avala sus palabras.

En cuanto al trabajo capitular, decir que se ha decidido intensificar la presentación y votación de los documentos, de manera que todo se pudiera terminar de resolver hoy. Y, efectivamente, así ha sido: para la hora de la cena ya han quedado tratados todos los asuntos presentados por las comisiones. Esta era la última de las tareas que competen a la plenaria, por lo que mañana, con la Eucaristía matinal, quedará finalizada la asamblea capitular.

 

No obstante, el cierre de la asamblea no supone la conclusión del Capítulo Provincial. Ahora comienza la segunda parte del mismo, el definitorio: durante los próximos días, el nuevo provincial junto con los seis definidores electos habrán de concretar lo hablado en la asamblea capitular. El resto nos volvemos mañana a nuestros conventos.

Conviene dar las últimas puntadas a esta crónica agradeciendo, como lo hizo el prior provincial al terminar la tarde, a todas las personas que han hecho posible la buena consecución de este capítulo: a Fr. Diego, conventual de Caleruega, y Fr. Juan Carlos Cordero, encargados de la logística; a Santi Vedrí, fotógrafo y encargado de la prensa; a Fr. Miguel Ángel del Río, prior de Caleruega y actuario junto con Fr. Rubén; a los moderadores, Fr. José Rafael Reyes y Fr. Julio César; a la comisión de Liturgia, compuesta por Fr. Luis Miguel García Palacios, Fr. Carlos Olóriz y Fr. Sixto Castro. “¡Y tantos más!”, como dice la canción. “Todos forofos de todos”.

Esta noche, querido lector, es la última que tengo oportunidad de agradecerte tu presencia en esta página. Gracias por seguir un momento tan importante para nuestra provincia desde estas líneas que me han encomendado y que, como buenamente he podido, os he ido compartiendo estos días. Gracias por tu cercanía y por tu oración; te ruego encarecidamente que no cesen, pues el Capítulo no termina, sino que cambia de fase (de la asamblea al definitorio).

Aprovecho para pedirte que reces por este hermano que te escribe (perdón si resulto egoísta), y que queda a tu disposición. Buenas noches, y nos veremos; quizá no mañana ni por aquí, pero nos veremos.

Fr. Ángel García Martínez, O.P.