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Octavo día: vuelve la asamblea plenaria tras el trabajo de las comisiones

1 de septiembre de 2025
La jornada se centró en el estudio y votación de documentos; laudes presididos por Fr. Leoncio Vallejo y vísperas por Fr. Rubén Lucero, con una llamada a unir predicación, Palabra y justicia

 

Octavo día del Capítulo, primero de septiembre, lunes. Para muchos es un día triste: fin de las vacaciones, vuelta al trabajo, al colegio, al instituto o a la universidad. Incluso en la Caleruega que nos acoge se hace sentir el vacío de tantos que vienen a pasar sus días de verano en la cuna de santo Domingo. Sin embargo, intramuros del convento, inmerso en el capítulo al inicio de su segunda semana de duración, apenas se deja sentir esta diferencia; cosas que tiene la vida regular (no regular tirando a mal, que no me quejo).

Pero retomo el hilo, que me liais y yo me dejo llevar por las ramas muy fácilmente. La jornada comenzaba, como es costumbre, en la capilla coral, para la oración de laudes y celebración de la Eucaristía. Ocupó la presidencia Fr. Leoncio Vallejo, vicario de Uruguay y Paraguay. Hoy escuchábamos en el Evangelio de Lucas el pasaje de Jesús en la sinagoga de Nazaret. Fr. Leoncio nos lo conectaba con nuestra vida: al igual que Jesús, nosotros, predicadores al modo de Domingo, también estamos llamados a anunciar "la buena noticia a los pobres, a proclamar la libertad a los cautivos, la vista a los ciegos..." La predicación de la gracia no se puede despegar de la promoción de la justicia.


Como decía ayer, dimos por concluidas las comisiones. Así que hoy nos tocaba la vuelta a la sala capitular para desarrollar las asambleas plenarias. Las sesiones de estos días tienen un desarrollo complejo a la par que curioso. Previamente, los documentos de las comisiones se han entregado a todos los capitulares -con al menos doce horas de antelación a la plenaria-. En la asamblea, el relator de cada comisión se encarga de presentar el documento para su aprobación: primero, una presentación general para que la asamblea lo apruebe como documento de estudio; después, sección por sección, para que los vocales lo debatan y aprueben.

Hay que reconocer que esto tiene un desarrollo, a veces, muy lento. De hecho, varios momentos del capítulo adolecen de lentitud. Pero ya sabéis que las prisas no son buenas consejeras: la demora de nuestros mecanismos se debe a la primacía de la colegialidad en el gobierno de la Orden (y de la provincia, y de los conventos, etc.). Ya habréis oído hablar de la "democracia dominicana", por lo que huelga dar más explicación.

Finalizadas las sesiones de hoy, acudimos a coro para rezar las vísperas. Hoy las ha presidido Fr. Rubén Lucero, del convento de Salamanca. Nuestro hermano nos ha recordado la relación especial que hay entre el carisma dominicano y la Palabra de Dios: al acogerla en el corazón y el intelecto, el dominico se hace “hombre de la Palabra y hombre de palabra”. Al término de la oración vespertina, cenamos y dimos el cerrojazo al día octavo del Capítulo Provincial de Hispania.

Como cada noche te agradezco, querido lector, tu atención y oración. Mañana más y mejor. Buenas noches.

Fr. Ángel García Martínez, O.P.