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Fallece fray Cipriano Menéndez Felgueroso, O.P.

28 de septiembre de 2016

El 29 de septiembre de 2.016, día de los santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, que señalan la multiplicidad de las presencias de Dios en las personas y en los lugares, encomendamos, desde la Orden y en particular desde este Convento de Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo de Cádiz, a nuestro hermano Fr. Cipriano Menéndez Felgueroso, que el pasado día 2 de este mes cumplió 83 años de edad, y justamente en el día de su entierro, 29 de septiembre, cumplía 63 años de vida en nuestra Familia de Predicadores.

Fr. Cipriano nació en Carabanzo, Asturias, en 1.933, el 2 de septiembre. Hijo de Faustino y Olvido y miembro de una familia de cuatro hermanos, de los que aún viven sus dos hermanas.

Ingresó en la Orden en Almagro y allí profesó el 29 de septiembre de 1.953. Fue ordenado sacerdote el día de San José del año 1.959.

Con dificultades en su visión desde siempre, se mantuvo, sin embargo, fiel al estudio y a la lectura y pasaba la mayor parte del día en su celda y en sus libros.

Celoso cumplidor de las observancias religiosas y de las costumbres de la orden, era fidelísimo en el rezo de las Horas y del Rosario.

En nuestros Conventos de Granada, donde colaboró algún tiempo en la formación de los Estudiantes, en este nuestro de Cádiz, en aquellos años 1960 y 70, cuando en el Convento funcionaba la Residencia de Estudiantes, y luego en Murcia, durante muchos años y en Almería, antes de volver a Cádiz, sirvió al Señor en gracia y en paz.

Y en gracia y en paz, ayer, mientras celebrábamos a los Mártires Domingo Ibáñez de Erquicia y sus compañeros, acompañado por sus obras, mientras esperaba en el Hospital, donde hacía unos días que le llevamos por una caída que había sufrido, que le dieran los resultados de las últimas pruebas médica, entrego su vida de la tierra al Señor, para recuperarla resucitada para siempre, para siempre, junto a los muchos hermanos y hermanas que en aquel Coro del Cielo, de blanco y negro, bendicen a Dios.

Le gustaba mucho repetir, si se le preguntaba por su salud, limitada muy mucho en los últimos años, que "martirio es el dolor de cada día / si en paz y con amor es aceptado".

En la Eucaristía de su entierro, fr. Miguel de Burgos nos ayudó a revivir el sentido de la "hora" que se dio en Jesús y que se ha de dar en cada uno de nosotros, como una liberación.

En este año Jubilar recibe, Padre Santo, esta bonita ofrenda de este Convento, Casa de Mayores y Enfermos y Santuario de la Virgen. Y tú, Padre Cipriano, pide por nosotros para que aceptando en paz y con amor también este nuevo dolor que nos ha traído tu separación, nos veamos contigo cerca de Jesucristo para siempre y allí cantemos el Gloría que no se acaba porque es de Dios.

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