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Fallece fray Vicente Guerrero Carbonell, O.P.

14 de septiembre de 2017

Vicente Guerrero CarbonellFray Vicente Guerrero nació en Villava (Navarra) el día 10 de junio del año 1917. Ingresó en la Orden Dominicana realizando su noviciado en el convento de San Esteban (Salamanca), en 1934. Fue ordenado sacerdote en el año 1941, y celebró su primera misa en el convento de Santo Domingo de Pamplona, teniendo como predicador al que posteriormente fuera Obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, P. Javier Ariz Huarte. Sus compañeros recuerdan con emoción la homilía que este gran orador pronunció.

El Padre Vicente llegó al Perú en el año 1944. Fueron varios sus destinos: Maldonado, Lima, Lambayeque, Quillabamba y, desde el año 1953, en Lima.

Durante 73 años permaneció en el Santuario de Santa Rosa de Lima. Entre las muchas actividades podemos destacar el trabajo en la preparación del V Congreso Eucarístico Nacional y Mariano (año 1953); desempeñó el cargo de Director de Cáritas en el Perú. Trabajó incansablemente en la Misión Conciliar. El Padre Vicente fue durante muchos años el brazo derecho del Cardenal Landázuri, siendo también Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal del Perú. La Iglesia del Perú debe mucho al P. Vicente porque entregó una valiosa parte de su vida en la organización, apostolado y evangelización de la Aquidiócesis de Lima.

Podríamos destacar entre sus virtudes, su amor a Santa Rosa de Lima. Con qué entusiasmo trabajó en la Restauración de la Basílica de Santa Rosa en Lima. Gozó de modo indecible el día de la Consagración de esta Basílica. Fue, así mismo, un verdadero introductor de los misioneros que llagaban de España. Sus orientaciones, sus desvelos y su guía espiritual hicieron mucho bien a nuestras misiones del Perú.

Fray Vicente Guerrero ha sido un servidor fiel a la Iglesia Peruana, un buen dominico, un misionero intachable, una persona que ha sabido llevar su enfermedad, de modo admirable, siendo ejemplo para todos nosotros.  Su larga vida ha estado envuelta en cariño, servicio, amor y entrega a raudales.

Descansa en Paz, Padre Vicente. Nunca olvidaremos todo el bien que nos has hecho. Los misioneros dominicos estaremos eternamente agradecidos y tantas personas a las que trataste, con esmero y delicadeza, lloran hoy tu muerte.

Que hayas ido al encuentro con el Padre en esa mansión eterna en la que siempre has creído. Vela por nosotros desde tu cielo y sigue protegiendo a nuestras misiones que tanto te necesitan.

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