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Semblanza de fr. Amalio Valcárcel Muñiz

27 de enero de 2012

Fray Amalio Vicente Valcárcel Muñiz nació el 19 de mayo de 1919, en Campomanes (Asturias). Hijo de minero, de familia numerosa, fueron diez hermanos. De esos diez, seis se consagraron a Cristo en la vida religiosa dominicana: dos Dominicas de la Anunciata, dos de las Misioneras Dominicas del Rosario, y dos frailes dominicos. Hasta su padre se hizo fraile cooperador dominico cuando enviudó, dando un ejemplo de religiosidad en los años finales de su vida.

A los doce años, fray Amalio ingresó en la Escuela Apostólica de Las Caldas de Besaya (Cantabria). Tres años más tarde fue trasladado a la Escuela Apostólica de Corias (Asturias). El año 1937 inició el noviciado en San Esteban de Salamanca. Allí hizo su primera profesión el 19 de marzo de 1940, la profesión solemne el 19 de marzo de 1943 y fue ordenado sacerdote el 7 de julio de 1946.

Terminados los estudios, en 1947, inicia su actividad apostólica y sacerdotal en el Convento de Villava (Navarra). Pero ese mismo año fue nombrado secretario del Prior Provincial de Buenos Aires (Argentina). Tres años más tarde, en 1950, Fr. Aniceto Fernández, elegido Prior Provincial de la Provincia de España le nombró secretario y por ello fue destinado al Convento de Santo Domingo el Real de Madrid.

Desempeñó ese cargo durante 24 años: doce en Madrid, mientras fray Aniceto fue Provincial, y doce en Roma, cuando el P. Aniceto fue elegido Maestro de la Orden.

En 1974, finalizado el Generalato del P. Aniceto, fray Amalio inicia una nueva etapa de su vida. Ese año fue nombrado Penitenciario Ordinario de la Basílica de Santa Maria Mayor, en Roma. Ejerció este ministerio durante 33 años. En todos esos años, además de sus horas diarias en la Basílica, acudía con asiduidad a confesar a varias comunidades de religiosas de Roma. En 2007 se incorporó definitivamente a nuestro Convento de La Virgen del Camino, al que había sido asignado ya el año 2000, pero en el que, por razón de sus trabajos en Roma, sólo residía unos meses cada año, tiempo que aprovechaba para acudir a la Basílica de Covadonga para confesar también allí.

En el Convento de la Virgen del Camino, con 88 años, vivió muy religiosamente su edad avanzada y su lento decaimiento, hasta que fue trasladado a la Enfermería Provincial de Villava en 2010, donde residió hasta su fallecimiento el 14 de enero de 2012.

Entre las muchas virtudes del P. Amalio habría que citar su amor a la Virgen, al hábito dominicano y a la liturgia comunitaria. Pero sobresalió también en la sencillez, la generosidad al repartir limosnas, la eficacia y el servicio humilde y generoso que demostró en sus años como secretario y como confesor.

Como devoto de la Virgen estamos seguros que habrá sentido su protección. Que él, que supo consolar, se sienta definitivamente consolado y mimado por Dios. Descanse en paz quien supo llevarla a los demás a través de su entrega, entusiasmo y generosidad.

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