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"Memorias" de fr. Basilio Cosmen

10 de febrero de 2015

Guerra Civil

"Él cogió y se marchó. Como era del puerto, conocía los pueblos y los montes y se refugió donde pudo. Desde el lugar donde estaba escondido veía la carretera y al mes observó cómo pasaban los camiones de los republicanos, que se iban. Y al día siguiente vio otros camiones que se notaba que eran de otros soldados. Eran las columnas gallegas que iban hacia Oviedo, y después llegaron los moros. Una vez que vio pasar el Ejército nacional, ya bajó a Cangas. Después de la guerra, hubo represión en Cangas, pero de muchas de esas cosas me enteré tiempo después, porque siendo niño no me daba cuenta y nos dedicábamos a jugar por la carretera".[…]

Escuela apostólica de Corias.

"Las Dominicas abrieron un colegio para párvulos y yo comencé a ir a él, de modo que las monjas que habíamos tenido en casa más ese colegio fueron desarrollando mi vocación. Llegó el tiempo de lo que se llamaba el examen de ingreso al Bachillerato, que tocaba a los 9 o 10 años y fui a hacerlo a Oviedo. Después, ingresé en Corias, a dos kilómetros de Cangas, que era casa de estudio de los Dominicos, lo que llamábamos escuela apostólica y que corrientemente se llama Seminario menor. Ese edificio del convento de San Juan Bautista de Corias es el actual parador nacional. Allí estudié hasta la reválida de Bachillerato y tengo muchos y buenos recuerdos. Entonces había una disciplina estricta, y a pesar de estar tan cerca de casa, solamente un domingo al mes, el primero, podía salir a ver a mi familia. Ellos llegaban a la portería y yo salía a su encuentro. Los otros domingos, ellos iban a la función que había por la tarde en la iglesia del monasterio, con una procesión nuestra por el claustro. Me veían de lejos y yo les hacía una señal de saludo. Aquello yo no lo tomaba como algo malo, sino que lo aceptaba porque era la norma de la disciplina".

"En Corias estuve cinco años, desde 1942 a 1947, y al cumplir los 15 años ya podías tomar el hábito y pasar al noviciado. Todos los de mi curso lo tomamos, pero yo era el menor de todos, porque había nacido en diciembre, y tuve que esperar unos meses para hacer ese año de noviciado. Corias estaba lleno y en total yo creo que seríamos unos 200 niños. Varios dominicos del monasterio habían muerto durante la Guerra Civil, después de que los condujeran a La Felguera o a Sama. Pero algunos lograron huir, como el que era superior nuestro entonces, Nicolás Albuerne, de Proaza, un gran hombre que se marchó al monte con otro sacerdote amigo. Estuvieron perdidos, andando por casas y caseríos hasta que liberaron Corias […]

Toma del hábito.

"Los que tomamos el hábito en mi curso fuimos 47, y de ellos muchos éramos de Cangas, como 30. A Corias acudían estudiantes de toda Asturias, pero también de León y algunos de Salamanca o de Palencia, es decir, de donde había conventos de Dominicos y salían vocaciones, que venían con nosotros o los enviaban a Villava, en Navarra, cerca de Pamplona, donde había otro escuela apostólica. Los de ambos lugares nos juntábamos en Salamanca para la toma del hábito. Era entonces superior del convento salmantino de San Esteban un dominico, el padre Alberto Colunga, de Noreña. Y nos impuso el hábito otro asturiano, Manuel Suárez, de Herías (Lena), que era el Maestro General de la Orden de Predicadores, el octogésimo maestro general después de Santo Domingo de Guzmán y el decimocuarto español en ese puesto". […]

Promoción de Caleruega.

"Y con el padre Manuel Suárez volví a coincidir el día 17 de abril de 1952, cuando se colocó la primera piedra de este convento de Caleruega y la bendijo él como Maestro General. Fue un fiestón y vinimos 150 o 200 frailes estudiantes que entonces cursábamos Filosofía y Teología. Yo en ese momento estaba en primero de Teología en Salamanca.  […]

En el balneario de Mondariz.

"A mi familia la veía poco. Pepe fue visitarme a Salamanca alguna vez, y mi padre también. Pero conmigo hicieron una excepción en la orden que fue rarísima: cuando mis padres celebraron los 25 años de casados, me dejaron ir a Cangas. Pepe era cinco años mayor que yo y había estudiado el Bachillerato, junto a mi hermano mayor, Secundino, con los jesuitas del colegio Apóstol Santiago de Vigo, que al terminar la guerra estuvo provisionalmente en el balneario de Mondariz. Después, Pepe va a estudiar perito industrial a Gijón".

Con los alumnos de Preu.

"Me ordeno sacerdote cuando terminé cuarto de Teología, y la ordenación fue en Corias la víspera de la fiesta de Santo Tomas (28 de enero) de 1955. Después, termino la Teología con grado de licencia y mi primer destino es el colegio de Oviedo, de septiembre de 1956 hasta 1963, que me voy a Corias. El recuerdo de aquellos años es extraordinario por el trato continuo y habitual con los estudiantes. Mucho trato y mucha orientación. Y los dos o tres últimos años estuve con los alumnos de Preu, en el último piso del colegio, donde los internos tenían habitaciones individuales. Di las asignaturas de Lengua, Latín y Francés, ya que durante los veranos me dejaban salir a Francia a estudiar la lengua".

Colegio de Oviedo

"A los alumnos del colegio de Oviedo procurábamos darles mucha libertad religiosa, sin imponerles nada, pero siempre se les orientaba lo más posible. Fuera del colegio tuve poca relación con la ciudad. Sí salía a ver a mis familiares, por ejemplo, a mi padrino Basilio González Cosmen, que me parecía muy famoso porque era el representante del coñac Terry y hacía muchas promociones, y hasta había un trofeo Terry de fútbol. Y mi hermano Pepe ya se dedicaba a la empresa, cogiendo la línea de mi padre, Cangas-Villablino, y ampliándola a otros pueblos como Cerredo o a la línea por Somiedo hasta Oviedo. […] Creo recordar que en mi último año en Oviedo coincidí con el padre Valdés, un dominico destacado, de categoría, entregado, orientador, un hombre que sabe transmitir ideales y que ha hecho al equipo de hockey varias veces campeón de España".

Instituto Laboral.

"En un momento dado se inaugura la Virgen del Camino como Escuela Apostólica de los Dominicos y Corias queda vacío. Pero hubo la idea de crear allí el Instituto Laboral y allá me fui destinado al cabo de unos años. Era muy interesante porque se trataba de dar el Bachillerato y además había talleres de electricidad, de madera y de metal. De allí salían los muchachos haciendo torno, fresa, trabajos en madera o manejando la electricidad. El instituto se hizo con el apoyo de la Diputación y en principio la Formación Profesional iba a ser en agricultura, pero resultó que la mayoría de los estudiante (unos 500, becarios casi todos) venía de las cuencas mineras y les interesaba más la electromecánica. Como la mayoría eran internos, se hacia una amistad con ellos tremenda, y en Corias, como en Oviedo, tenemos todos los años una reunión de antiguos alumnos. También sucedía que muchos alumnos de Corias pasaban después a la Universidad y hubo varios que estudiaron Medicina o Ingeniería. En Corias fui prior nueve años, en periodos de tres y elegido por los frailes de la comunidad".

Parroquia de Yauco.

 "Termino en Corias el curso 1972-1973 y el superior provincial me pregunta: '¿Tu madre te necesita?' (mi padre había muerto ya). 'Creo que está bien atendida por sus hermanas'. 'Entonces te necesito para ir a Puerto Rico'. Los dominicos holandeses trabajaban allí desde comienzos de siglo, pero Holanda entró en crisis de vocaciones mucho antes que los demás países y tuvieron que volver. Entonces es cuando se pide ayuda a España y llego allí en enero de 1973, a la parroquia de un pueblo grande llamado Yauco, en un municipio de unos 100 kilómetro cuadrados y de montaña, muy parecido a Asturias, con mucho verde. También había mucho café, por la altura, y valles en los que había capillas que dependían de la parroquia. El nivel económico de Puerto Rico no tiene nada que ver con Iberoamérica, porque al ser un Estado libre asociado de Estados Unidos recibe muchas ayudas. A las personas más pobres les llega lo que ellos llaman el "mantengo", un cheque de Estados Unidos. Nos juntamos en la parroquia hasta nueve españoles, todos relativamente jóvenes, y si el recuerdo de todo lo anterior que hice es maravilloso, el trabajo en Puerto Rico fue extraordinario, con un grupo de jóvenes fantásticos y que ahora, cuando alguna vez voy a verles, ya son abuelos. Unos de los detalles que más nos ayudó a conocer a la gente eran los bautizos. Los había todos los domingos, porque allí hay un proliferación grande, y el hecho de tomar nota en la ficha de bautismo de quiénes eran los padres, los padrinos, los abuelos... nos daba la oportunidad de una comunicación tremenda con la gente".

Movimiento Juan XXIII.

"Teníamos retiros de matrimonios y de jóvenes, y en mis últimos años se creó el movimiento de Cursillos de Cristiandad, con la flor y nata de los feligreses. De ahí salieron los primeros ministros extraordinarios de la misa. Llegamos a tener sesenta para llevar la comunión por las capillas y decían la misa hasta el ofertorio, sin hacer la consagración. Y la gente nos decía: 'Que vengan ésos, que nos gustan más que los curas'. Para pertenecer a los Cursillos tenían que tener la papeleta de católico limpia, o sea, casados por la Iglesia. Pero ellos mismos se dieron cuenta de que había cantidad de gente que estaba en el vicio, o que no estaban casados, cosa que era muy frecuente, aunque bautizaban a los hijos. Esa gente no podía ir a los Cursillos, pero entonces empezó en la parroquia el Movimiento Juan XXIII y yo me enrolé en ello como director espiritual. Y como me ligué mucho a ellos, hace unos años me dijeron que fuese a visitarles para dar un retiro eucarístico. Me enviaron los pasajes y estuve allí varios días, y vi que ese movimiento sigue muy activo. Después del retiro, los martes, dan clase de catecismo y reúnen a 500 personas. He vuelto varias veces desde entonces".

Caleruega

"En diciembre de 1991 el provincial me destinó aquí, a Caleruega, un pueblo que se mantiene con dos conventos (de Dominicos y de Dominicas), y con el recuerdo de Santo Domingo de Guzmán. El dueño del bar que hay enfrente de nuestro convento nos dice a veces: '¡Qué sería de mí sin ustedes!'. Soy también el párroco de Caleruega […] El convento de Caleruega se abrió en 1957 como noviciado de los Dominicos y casa del fundador. Hoy ya no es noviciado, pero acuden dominicos y dominicas de todo el mundo a conocer el lugar de nacimiento de Santo Domingo, a retiros, capítulos, convivencias o a celebrar a lo mejor un centenario o un cincuentenario. Somos algo menos de 6.000 dominicos en el mundo, y unas 3.000 religiosas dominicas".

Fuente: J. Morán,  La Nueva España 8/2/2015  /  La Nueva España 9/2/2015

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